Es treinta de junio, la clase está ya recogida y tristemente silenciosa. Me acompaña Nerea, que ha venido para guardar unas fotos de algunos momentos especiales vividos este curso.
Acabo de ordenar la estantería donde los niños guardaban sus cuadernos y he visto a medio despegar las etiquetas con los nombres de Adrián y Teo. Se han hecho ya muy mayores y emigrarán pronto al instituto, como las aves de Nómadas del Viento.
En septiembre dije a los niños que el curso iba a acabar muy pronto... y ellos se rieron. Ahora tienen la prueba de que no era una de mis bromas. Ya hemos dejado atrás un año importante para todos... hemos compartido muchos momentos fantásticos, cientos de bromas, ironías, complicidades, sonrisas, excursiones, lecturas, descubrimientos y aprendizajes, esfuerzos...
Con muchas emociones revoloteando por los pensamientos, muy contento al pensar que ha sido un buen año para todos los que hemos formado parte de la escuela de San Juan, escribimos las últimas palabras, las últimas letras del curso. Muchas gracias a Clara, Ixeya, Lianet, Mario, Nerea, Héctor, Raúl, Teo, Adrián, Tomás, Izarbe, Dani, Leo, Ana, Marta, a todas las familias, a todos los vecinos de San Juan... y a mi compañera Vero.
José Luis.